En 2002
La Arquidiócesis de Chicago adoptó el Estatuto para la protección de niños y jóvenes de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, incluyendo su regla de “un golpe” que remueve a los sacerdotes con incluso una sola alegación corroborada de abuso sexual infantil permanentemente del ministerio. Cada alegación, independientemente de cuándo se alegue de que ocurrió el abuso sexual infantil, es referida a las autoridades civiles.
Sobre la base de una década de experiencia manejando casos de abuso, en 2003 la Arquidiócesis de Chicago creó la Oficina para la Protección de Niños y Jóvenes (OPCY, por sus siglas en inglés) para reunir a los diferentes ministerios dentro de la arquidiócesis que habían estado operando para garantizar que la arquidiócesis sea un lugar seguro para los niños. Sus oficinas trabajan conjuntamente para mantenerse al día previniendo y respondiendo al abuso sexual infantil.
El personal de la Oficina para el Ministerio de Asistencia (OAM, por sus siglas en inglés) atiende y provee servicios de apoyo a las víctimas-sobrevivientes desde el momento que se presentan con una alegación de abuso sexual del clero. Esto incluye viajar a lo largo del país para reunirse y escuchar a las víctimas-sobrevivientes. El personal de OAM también provee la oportunidad para que las víctimas-sobrevivientes reciban consejería profesional independiente de terapeutas completamente acreditados. Además, el personal de OAM ha trabajado en colaboración con las víctimas-sobrevivientes para responder a sus necesidades para la sanación. Esto ha llevado al desarrollo del Jardín de Sanación, la Misa anual para la Esperanza y Sanación y Servicio de Molinillos para la Prevención del Abuso Infantil, círculos de paz dirigidos por las víctimas-sobrevivientes y la revista Healing Voices. A la fecha más de 400 víctimas-sobrevivientes y familiares han sido servidos por el personal de OAM.
La Oficina para Revisión e Investigaciones de Abuso Infantil (CAIR, por sus siglas en inglés) está encabezada por un profesional laico que provee un proceso compasivo y exhaustivo para recibir e investigar reportes de abuso infantil contra el personal arquidiocesano. El personal de la arquidiócesis notifica a las autoridades públicas de todos los reportes de posible abuso sexual de un menor de cualquier fecha, independientemente de los requerimientos legales.
El director de CAIR es parte del personal de la Junta de Revisión Independiente, que es una junta asesora para el cardenal. Las obligaciones principales de la Junta son garantizar la seguridad de los niños y determinar la idoneidad de un clérigo para el ministerio. La Junta se ha reunido más de 230 veces.
El personal de la Oficina para Ambientes Seguros provee recursos para educar al clero, empleados y voluntarios arquidiocesanos sobre cómo prevenir el abuso sexual infantil, cómo reconocer el comportamiento de un agresor sexual y cómo crear ambientes seguros para niños y jóvenes.